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Mohamed Hassan - PxHere / CC0 1.0
EEUU y Europa han dirigido su mirada hacia un nuevo paradigma: la Educación
Emocional, buscando diversas maneras de implantar formación sobre Inteligencia
Emocional en ámbitos tanto educativos como sanitarios. Está más que demostrado
que reconocer tus propias emociones, darles un nombre y conseguir estrategias para
gestionarlas hace que la conducta prosocial mejore, el rendimiento laboral y académico
se optimice y las relaciones con los más cercanos sean más fáciles y fluidas, lo que
acaba redundado en el bienestar personal.
En su libro Triple Focus , Daniel Goleman explica cómo, actualmente, los programas
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de Aprendizaje Social y Emocional o SEL (Social and Emocional Learning) están
presentes en colegios de distintos continentes y han sido implantados como respuestas
a problemas como el acoso, la droga, la violencia o el absentismo escolar, peligros
tristemente enraizados en determinadas sociedades jóvenes.
En un estudio realizado a 270.000 estudiantes, se compararon escuelas donde
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trabajaban con programas de Inteligencia Emocional y otras donde no lo hacían. Los
resultados de los colegios donde sí se integraban este tipo de aprendizaje fueron
concluyentes:
· La conducta prosocial mejoraba en un 10%.
· La conducta antisocial bajaba en un 10%.
· Las puntuaciones en los exámenes aumentaban en un 11%.
Estos resultados ponen de manifiesto que enseñar a los alumnos a tener conciencia
de sí mismos, empatía, habilidades sociales y toma de buenas decisiones es más eficaz
1 Goleman, D. (2018). Triple Focus. Un nuevo acercamiento a la educación. Barcelona: Penguin Random
House Grupo Editorial.
2 Goleman, D. (2018). Triple Focus. Un nuevo acercamiento a la educación. Barcelona: Penguin Random
House Grupo Editorial.