Page 62 - PLATINO EDUCA
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62 pero él no quiere despilfarrar el dinero (conflicto) y prefiere comprar unos azucarados
marca Hacendado. A partir de aquí salen objetivos nuevos para cada personaje. Quizá
para ella los yogures Activia, recomendados para el buen tránsito intestinal, representan
la promesa de una vida mejor. Unos yogures que, aunque no se puede permitir, acabarían
sin duda con ese problema de estreñimiento que tanto amarga sus días, mientras que
su marido, ajeno a este tormento, arrampla con los yogures azucarados porque está
ahorrando para comprarse un aspirador sin cable.
Los diálogos no tienen que ser realistas sino
verosímiles (Pxfuel)
Así pues, he aquí un personaje que no consigue su objetivo. Un personaje que gana
y un personaje que pierde.
Hasta aquí parece todo (más o menos) sencillo. Tenemos personajes y tenemos
conflicto, pero nos falta algo fundamental para rematar un buen diálogo: el subtexto.
Los diálogos son como los chistes: si los explicas mucho pierden gracia. Lo interesante
a veces no es lo que dicen los personajes, sino lo que no dicen. Eso es lo que le da
sentido a la escena, lo que la hace ganar en profundidad.
El subtexto es aquello que los personajes quieren decir y no dicen pero expresan de
otro modo.
Nos sentamos ahora con los dos jóvenes ejecutivos en la cafetería. Están hablando,
dicen:
RAUL
¿Al final qué has pedido?
JUAN CARLOS
Dos Cola Caos.
RAUL
Pero si soy intolerante a la lactosa.
El fragmento no revela qué relación hay entre ellos, pero la frase «¿al final qué has
pedido?» sugiere que momentos antes hablaron de qué iban a tomar, y eso nos lleva
a pensar que Juan Carlos es un tipo egoísta al que no le importa Raúl.