Page 61 - PLATINO EDUCA
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Por ejemplo, si una se pone a robar productos de cosmética estaremos recibiendo más 61
información que si la escuchamos comentar el bautizo de su nieto, porque rompe con
la idea preconcebida que tenemos de ella convirtiéndola, inevitablemente, en alguien
más interesante.
«Tus diálogos no son realistas» es una crítica común cuando escribimos un guion.
Pero, vamos a ver… ¿acaso las películas lo son?
Piensa en cualquier serie de Netflix. Sex Education, por ejemplo. Que un adolescente
virgen que vive con su madre, terapeuta sexual, comience a dar consejos sobre sexo
a sus compañeros de instituto no es realista, pero es verosímil.
Los personajes interesantes no son clichés y están En los buenos diálogos siempre hay algún objetivo
llenos de contradicciones (Pixy) en juego (ArtsyBee / Pixabay)
Lo verosímil es aquello que, aunque no sea real, es creíble dentro de la historia.
De esta forma, los diálogos han de ser verosímiles sin enfangarse como las conversaciones
que nosotros tenemos en nuestro día a día –que son imperfectas porque normalmente
decimos lo primero que se nos pasa por la cabeza.
Para que nos hagamos una idea, es aquello que te hubiera gustado decir pero que
en ese momento no se te ocurrió. Cuando escribimos tenemos esa oportunidad de
pensar en qué dicen los personajes y en por qué lo dicen, haciendo avanzar la historia
hacia delante.
Vale, pero… ¿y de qué hablan?
En cada diálogo que escribimos los personajes tienen que tener un objetivo (algo
que quieren) y un conflicto (aquello que le impide o dificulta conseguirlo). Aunque no
sea evidente a simple vista siempre hay algo en juego, porque ese algo es el motor
de la tensión.
Vayamos ahora a ese matrimonio que hemos dejado comparando los yogures en el
Mercadona. Imaginemos que ella quiere llevarse unos de ciruela marca Activia (objetivo),