Page 45 - PLATINO EDUCA
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frentes abiertos y todavía falta mucho camino por recorrer. Solo unos pocos colegios 45
privados tienen cineclubs y proyectan películas para sus alumnos. El resto de niños y
jóvenes peruanos llegan a la universidad sin tener ni idea de cine. Pero estoy de acuerdo
en que lo fundamental es formar a los profesores para que sepan introducir el cine en los
colegios, como se ha hecho con el teatro. Que comprendan la importancia de educar a
través del audiovisual. Por otro lado, la gente del Perú no se está viendo a sí misma en
su cine, sea porque las películas peruanas no llegan a las poblaciones fuera de Lima
o porque son para mayores de 18 años –como es el caso de la mayoría de estrenos
nacionales. Esto hace que sus referentes cinematográficos sean mayoritariamente
norteamericanos, lo cual perjudica aún más a la frágil identidad cultural peruana. Por
eso también sería importante enseñar a los alumnos a hacer cine –no para convertirse
en cineastas, sino para aprender a verse a sí mismos como protagonistas.
IV. ¿CUÁLES SON LOS RETOS PARA EL CINE EN LA EDUCACIÓN?
GUADALUPE FERRER: Hay un objetivo muy concreto y fundamental, que es formar
espectadores y seres humanos críticos. Ese objetivo es obligado para todos los que
estamos involucrados en el proceso de la formación. Si no atendemos a la importancia
y la prevalencia de las imágenes en la vida de las personas de hoy, si no procuramos
que esa conciencia analítica y reflexiva se forme, estaremos perdiendo una oportunidad
extraordinaria. El maestro no tiene por qué competir con el cine: al contrario, puede
hacer de este una herramienta que le facilite mucho las cosas en sus clases. Por otro
lado, cada producto audiovisual lleva implícito un mensaje, una intención, y los niños
y jóvenes deben ser conscientes de que eso está pasando –para lo cual tienen que
saber cómo se forman esas imágenes.
ROSSANA DÍAZ: Muchos niños y jóvenes ven el cine únicamente como evasión, como
algo con lo que divertirse y huir de su realidad. La idea es enseñarles a ver de verdad el
cine, a verse a sí mismos, a incomodarse y, sobre todo, a pensar más allá de las imágenes.
Que estas les lleven a reflexionar sobre un problema social o político, por ejemplo, y de
ahí sobre su propia realidad –en vez de servir solo para evadirse de esta. Y sin importar
la procedencia o nacionalidad de la película en cuestión. Estamos hablando de países
con muchos problemas sociales por debatir y resolver, y me parece fundamental que los
estudiantes puedan discutir entre ellos sobre el lugar en el que viven a través del cine.