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40 Organizados y moderados por la Coordinadora General de Platino Industria, Adriana
Castillo, los Encuentros Platino Industria profundizan cada semana en aspectos y áreas
muy dispares de la industria audiovisual, y el pasado 20 de octubre pusieron el punto
de mira en una cuestión clave para nuestra plataforma: la introducción del cine en la
educación. Para ello contaron con cuatro ponentes de excepción: Guadalupe Ferrer
(docente y promotora cultural, ex Directora General de Cinematografía, de la Cineteca
Nacional de México y de la Filmoteca de la UNAM), Alfredo Loaeza (cineasta, director
del Centro de Capacitación Cinematográfica y representante de la Academia Mexicana
de Artes y Ciencias Cinematográficas), Rossana Díaz (docente, escritora y cineasta) y
Cristina Linares (cineasta y Coordinadora de Contenidos de Platino Educa).
Todos ellos fueron invitados a reflexionar sobre el papel del cine y del audiovisual como
un vehículo de transmisión cultural, así como sobre las diversas estrategias posibles
para aprovechar la tecnología en beneficio de la formación escolar dentro del ámbito
hispanoamericano. Por ello, no solo os invitamos a disfrutar de la charla completa
(disponible como siempre en el canal de Facebook de Platino Industria), sino que desde
nuestra Revista también queremos ofreceros una selección de las ideas, respuestas
y conclusiones más interesantes que surgieron durante este 12 Encuentro Platino
o
Industria, agrupadas en cuatro bloques temáticos.
I. ¿CÓMO LLEGASTE A UNIR CINE Y EDUCACIÓN?
GUADALUPE FERRER
GUADALUPE FERRER: Siempre he creído que el proyecto del cine en la escuela es algo
por lo que hay que luchar. Yo soy una cinéfila empedernida desde que tengo cuatro
años, pero con el tiempo fui entendiendo que el cine provocaba en mí una serie de
emociones que yo podía llevar hacia la docencia. Durante muchos años impartí Historia
(Universal, Mexicana, Contemporánea, etc...) en la Facultad de Ciencias Políticas, y
sabía que había estudiantes apasionados por la materia, pero también muchos a los
que la historia les parecía muy enfadosa. Como yo tenía la fortuna de «agarrarlos»
recién ingresados en la universidad, de manera intuitiva y empírica, y con los primeros
cassettes Betamax de comienzos de los 80, empecé a emplear el cine como herramienta
de apoyo para sensibilizarles y hacerles ver que en los hechos históricos participaban
personas como ellos.