Page 42 - PLATINO EDUCA
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42 hubiera «momentos de cine». Considero el cine un arma muy potente para llevar a los
chicos hacia temáticas complejas o profundas de manera fácil y sencilla. Tras estudiar
en España, regresé a Perú y trabajé en la universidad, donde empecé a impartir diversas
clases de cine en las que empleé el cine para enseñar cómo se hacen las películas, lo
cual es otro uso diferente. Me he ido dando cuenta de que los chicos tienen cada vez
más posibilidades de conocer películas –por la cantidad de información disponible
en Internet– y, al mismo tiempo, saben cada vez menos de Historia del Cine. A su vez,
esto provoca que se emocionen más cuando ven una gran película que desconocían,
llegando a aplaudir en una clase, lo cual es maravilloso. Por todo ello, no ha habido
ni una clase en mi carrera en la que no haya utilizado el cine. Luego, en mis películas
como cineasta, me he centrado en la infancia y la adolescencia con historias sobre
la pérdida de inocencia –que es sin duda el tema que más me interesa y preocupa,
también como espectadora. Así se ha unido lo que he enseñado con lo que quiero
hacer como cineasta.
ALFREDO LOAEZA
ALFREDO LOAEZA: Mi primer encuentro con el cine como herramienta educativa fue
como estudiante, en el Cineclub de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la
UNAM. Ahí entendí que el cine te hacía pensar y aprender de ti mismo y de la vida. Ese
impulso fue lo que me llevó a estudiar en el Centro de Capacitación Cinematográfica, en
el que luego he permanecido durante más de 20 años. Hacer cine me hizo vincularme
con la vida desde otro lado, descubrir o desarrollar nuevas habilidades y vivir experiencias
forjadoras del carácter. Después empecé a participar como maestro en varias escuelas,
incluido el CCC, cerrándose así un círculo educativo. Mi papel actual como Director
del CCC implica la responsabilidad de participar de un esfuerzo muy íntimo con la
comunidad estudiantil, pues cada una de esas personas es como un ecosistema o un
sistema solar que va a generar creación y trabajo a su alrededor. Yo también lo vivo
como un alumno y disfruto aprendiendo de lo que los estudiantes viven y experimentan.
Ahora he vuelto al papel de espectador reflexivo, y creo que este es el punto de partida
tanto para quienes quieren hacer cine como para quienes quieren aprovecharlo como
herramienta educativa.