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24 En el caso de la enseñanza de idiomas, el portugués, por ejemplo, las experiencias
basadas únicamente en visiones tradicionales como «memorizar vocabulario, ejercicios
mecánicos para rellenar estructuras y frases (...)» (MENDES: 2019, pag. 51) se consideran
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una visión superada por «Las experiencias de interacción como acciones situadas e
históricamente contextualizadas, que se guían por la relación intrínseca entre la lengua y
los contextos culturales que la albergan» (MENDES: 2019, pag. 51). Evidentemente, esto
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no significa que el estudio de las estructuras gramaticales y lingüísticas sea innecesario,
ni mucho menos; se trata de relacionar este enfoque con la mirada contextual de la
lengua ligada a la cultura. Tal visión se puede aplicar a la enseñanza de cualquier idioma,
ya que se trata de procesos de comunicación que se crean en la interacción con el
otro y con el contexto histórico. No hay nada más oportuno que incorporar películas
como forma de conocimiento, práctica del lenguaje o como dispositivo de aprendizaje.
El lenguaje entendido como herramienta de comunicación, por tanto «viva», en un
proceso de cambio, es uno de los campos que más se beneficia. El alumno tiene
acceso a información general sobre una cultura, a formas de hablar, expresarse, pensar
y sentir, además de poder desarrollar actividades prácticas donde crear y reinventarse,
ejerciendo su autonomía y visión crítica del mundo. El cine enseña a través de la vía
afectiva, produciendo identificación y estimulando al alumno.
En el caso de los estudios de Historia y Ciencia Política, por ejemplo, tanto las películas
de ficción como los documentales presentan versiones de la Historia, deconstruyen y
problematizan el lugar del narrador, proporcionando un contraanálisis de la sociedad.
La historia es una versión de los hechos, susceptible de ser contada nuevamente,
como viene sucediendo con la reivindicación de los lugares de habla basados en
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marcadores de diferencias sociales (género, sexualidad, raza, edad, etnia, etc.). Ahora
bien, «La historia es una idea compleja que no se puede encapsular en un relato
único y definitivo que represente la única interpretación posible que se le pueda dar
a un conjunto de hechos; llevar una película a este contexto es tan beneficioso como
complicado, porque la película no es el tipo de «documento» del pasado (entendido
como «prueba») con el que los historiadores están acostumbrados a trabajar, ni el
medio tradicional con el que los que los historiadores nos informan del pasado» . Sin
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embargo, la forma creativa de trabajar con Cine e Historia es precisamente poner en
contacto las distintas fuentes y narrativas para examinar diferentes aspectos y puntos
de vista. Por ejemplo, «¿cómo se pueden utilizar las películas como forma de evidencia
de los discursos? ¿Qué actitudes y valores prevalecían en una cultura en el momento
en que se produjo la película? Cómo los cineastas utilizaron el pasado para contar sus
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historias» . ¿Qué lugar le damos al pasado? ¿Cómo puede el pasado iluminar nuestra
5 Mendes, Edileise. «A promoção do português como língua global no século XXI – um cenário a partir
do Brasil». São Paulo: Linha D´água (Online), v.32, n.2, p. 37-64, maio-ago. 2019. Pag. 51.
6 Mendes, Edileise. Op. Cit., pag. 51.
7 Es un concepto con múltiples orígenes y aplicado en diferentes contextos. Fue utilizado por los
autores franceses Pierre Bourdieu, Michel Foucault, entre otros, en estudios de análisis del discurso.
En Brasil, el concepto fue retomado por el filósofo Djamila Ribeiro. En general, el término describe
las relaciones de poder presentes en los diferentes tipos de discurso según sus enunciadores y la
posición que ocupan cuando se enuncia el discurso.
8 Chopra Gant, Mike. «Cinema and History – The telling of Stories». London: Wallflower, 2008. Pag. 1.
9 Chopra Gant, Mike. Op. Cit., Pag. 2.