Page 36 - PLATINO EDUCA
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36 El resultado de todos esos factores interactuando entre sí conforma lo que denominamos
escenografía cinematográfica, concepto general que vale para toda la galaxia
audiovisual –que es más compleja que la teatral u operística, en la medida que pone
en juego más mecanismos expresivos y tecnológicos. Aunque al igual que aquellas,
combina una dimensión estética con otra narrativa: nos muestra y nos narra para crear
en nosotros un «sueño verosímil», que es la gran aspiración del cine dominante.
Evolución de las escenografías fílmicas
Hoy vemos todos los días películas o series comerciales con escenografías en las que
lo virtual y los efectos digitales son preponderantes. ¿Cuándo empezó todo esto? No
hace tanto, pues el tiempo se abona a cambios cada vez más vertiginosos –por eso
que suele llamarse la «aceleración de la Historia», en la que estamos metidos de lleno.
Tendríamos que remontarnos a la saga galáctica de George Lucas, el productor y
director norteamericano que oficializó, a partir de la primera entrega de Stars Wars en
1977, una vía de colaboración entre un Hollywood de capa caída (por la competición
de la televisión y el vídeo, así como por la crisis del sistema de estudios) y un emergente
sector tecnológico.
Los viejos decorados desérticos de Star Wars (George Lucas, 1975) se han mantenido en Túnez
décadas después del rodaje (Anne Roberts / CC BY-NC-SA 2.0)
A partir de ese momento, los expertos de la incipiente experimentación digital del
Massachusetts Institute of Technology (MIT) y de otros institutos tecnológicos
estadounidenses colaborarían de continuo para crear los nuevos sueños del espectador.
La producción cinematográfica dominante (mainstream) se aunaría con esa industria
tecnológica para hacer posibles grandes éxitos de taquilla o blockbusters, donde
los efectos especiales harían volar sobre Nueva York a Superman, surcar el espacio a
las naves interestelares o hacer cosas imposibles a los héroes de la Marvel. La cultura
popular de masas, proveniente principalmente del cómic, encontró así una vía para
hacerse presente en todas las pantallas.
De esa forma, las escenografías fílmicas recuperaron la magia con la que habían
empezado en los albores del siglo XX, cuando un visionario parisino había intuido las