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Eva no duerme (2015). Un aspecto que, no obstante, ya había sido tratado por Tristan Bauer 31
en Evita, una tumba sin paz (1997). Y es que la historia del cuerpo de Eva Perón a través
de países, lugares y estancias, también da para una película de terror.
Santa Evita (1995) fue el título de la novela del escritor y periodista Tomás Eloy Martínez,
quizá la más completa y certera aproximación al fenómeno social, político e histórico
–con más de diez millones de ejemplares vendidos en todo el mundo. Un libro en el
que se basará la serie homónima que se estrenará este mismo 2021, producida Salma
Hayek y dirigida por el notable cineasta Rodrigo García (hijo de Gabriel García Márquez)
y por Alejandro Maci, e interpretada por la actriz uruguaya Natalia Oreiro como Evita y
por el actor argentino –bien conocido en el cine español– Darío Grandinetti como Perón.
Pero retrocedamos unos años. El largometraje documental Evita, quien quiera oír
que oiga (1984) supuso, tras la recuperación democrática de 1983, un regreso a los
pormenores de la trayectoria de quien fuera primera dama de la nación. Dirigida por
Eduardo Mignogna, la película representó, tras los años de persecución y ostracismo
–no ya de Evita sino del peronismo–, tras la dictadura militar, un testimonio sucinto del
papel que podría representar para las nuevas generaciones de argentinos y su relevancia
en los días presentes. Tiempo después, Juan y Eva (2011), cuya dirección se debe a
Paula de Luque, narrará la historia del amor entre Perón y Eva desde el mismo día en
que se conocieron en San Juan, 1944. Se trata de un biopic de tensión sentimental que
subraya ese carácter visionario de la pareja y su relación con el destino de Argentina.
Eva Perón (Juan Carlos Desanzo, 1996)
Volvemos ahora a Eva Perón, la obra dirigida por Juan Carlos Desanzo a partir de un
perfecto guión del escritor José Pablo Feinmann. Es una película profundamente
política, que cuida los detalles más problemáticos de la historia. Se presenta a Eva
Perón –extraordinariamente interpretada por Esther Goris)– como una combatiente
del peronismo, más allá del propio Perón. La escena en el dormitorio, cuando Evita le
advierte a su marido y presidente que los sindicatos la van a proponer como candidata