Page 22 - PLATINO EDUCA
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22 Debemos entender que educar por el cine es capacitar para sentir, comprender,
interpretar y expresar objetos fílmicos. Las artes en general, y el cine en particular,
poseen la potencialidad de ejercer como vehículos muy valiosos y adecuados para
educar la dimensión afectiva, los sentimientos y la sensibilidad de los seres humanos
porque, entre otras muchas cosas, las artes y el cine son capaces de emocionarnos y de
despertar la imaginación, ya que consiguen trasladarnos a realidades cercanas o alejadas;
son ventanas abiertas a un mundo familiar o ajeno y nos ofrecen la posibilidad de conocer
la diversidad y pluralidad de realidades que se dan en el mundo en que vivimos. Pero las
posibilidades educativas del cine ni se limitan ni se agotan en la dimensión afectiva del ser
humano, sino que nos proporcionan pluralidad, riqueza, oportunidades y posibilidades
para educar en infinidad de valores.
En la actualidad se percibe, desde los nuevos paradigmas pedagógicos, la necesidad
de poner en valor y normalizar la práctica de la educación a través de las artes en
general y del cine en particular ya que, en nuestro país, las artes y el cine son utilizados
de forma muy residual y se continúa interpretando, por parte de la comunidad educativa
y de la sociedad en general, que la proyección de películas y otros productos artísticos
es una pérdida de tiempo y que su presencia en el sistema educativo va en detrimento
de los contenidos curriculares. Pero hoy en día disponemos de la evidencia científica
necesaria para avalar su uso y legitimar la integración del cine en el currículo educativo
y en el aula, propiciando el reconocimiento en el sistema educativo del prestigio y la
relevancia que concedemos al séptimo arte en nuestras sociedades contemporáneas.
Hoy en día sabemos que, lejos de restar tiempo a los contenidos curriculares, las artes
y el cine son opciones educativas que complementan los contenidos curriculares
y que sirven para poder educar de un modo más dinámico y entretenido.
Lo importante (Alauda Ruiz De Azua, 2007)
Los cortometrajes forman parte del universo audiovisual y fílmico y, como obras de arte
pertenecientes a la disciplina cinematográfica, cumplen con las condiciones propias
de los ámbitos generales de educación, que podemos adaptar del siguiente modo
respecto del cine como problema de educación: