Page 37 - PLATINO EDUCA
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mosca y provocarla, porque considera que de esa provocación podemos observar otros 37
aspectos de su comportamiento que son igualmente verdaderos y que nos muestran
también su realidad. Es decir, el cineasta del cinéma vérité interviene en la película,
dialoga con los protagonistas, convirtiéndose en un personaje más de la misma.
El desencanto: cómo construir una película a través del diálogo
Con El desencanto (Jaime Chávarri, 1976), una de las grandes obras del cine español,
os quiero proponer, valiéndonos de su ejemplo, un acercamiento a la película que nos
permita entender qué proceso sigue el cineasta para poder acercarse de esta forma a
la realidad de una familia como la de los Panero.
Al principio de la película se nos presenta a dicha familia, compuesta por una madre
y tres hijos. El padre, ausente en la fotografía, aparecerá poco después como una
figura humana envuelta en plástico. El cineasta presenta a las personas con las que
va a iniciar un diálogo, aunque este diálogo no lo veamos en la película. A través de
la conversación, tanto con el cineasta como entre los personajes y la cámara, se va
construyendo el retrato familiar.
En este tipo de películas podemos tener la sensación de estar asistiendo a la intimidad
de un personaje o unos personajes que se nos presentan tan cual son en su vida
cotidiana. Si comparamos a uno de ellos con otro que aparezca en una película con
forma más clásica, observaremos grandes diferencias. ¿Por qué nos parece que ambos
personajes hablan distinto, se mueven distinto, incluso en sus gestos más básicos? La
respuesta está en lo que podríamos llamar «la verdad»: estas personas están siendo
tal y como son. Teniendo en cuenta, evidentemente, que están delante una cámara.
El desencanto (Jaime Chávarri, 1976)
En El desencanto el cineasta escucha, trata de entender, dialoga e incluso puede
que alguna vez provoque (como en el cinema vérité) para que salgan a la superficie
emociones y pensamientos que, por su espontaneidad y su verdad, resultan muy