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Clara González


Clara González

Es maestra de Educación Infantil y Primaria desde hace 22 años. Actualmente ejerce su labor docente en el CEIP Padre Manjón de Burgos, en el primer ciclo de Primaria, donde lleva cuatro años. Anteriormente trabajó siempre en Infantil y dentro del ámbito rural. Su último destino fue Espinosa de los Monteros (Burgos), en cuyo colegio considera que aprendió a ser maestra.

 

Julio y Agosto | 2023

Más que un recurso, el cine es un trampolín a la vida real. La que necesita ser transformada.

Durante el curso 2021-2022 se nos brindó la posibilidad de utilizar Platino Educa en el CEIP Padre Manjón de Burgos como recurso para trabajar el cine como herramienta de aprendizaje.

Aquella fue una oportunidad única de acercar el cine a mi alumnado. Por fin estaba a nuestro alcance una plataforma para acceder al séptimo arte de forma fácil y legal. Y no a cualquier cine, sino a uno de calidad, con un catálogo adaptado por temas, edades y áreas, y una propuesta de trabajo mediante un dossier que facilita y enriquece el antes, el durante y el después del visionado de la película. Imposible no engancharse a este recurso.

El hombre de Agua Dulce (Álvaro Ron, 2016)

En aquel curso pude utilizar Platino Educa con alumnado de 3º de Primaria, pero en este 2022-2023 he podido hacerlo con niños y niñas de 1º de Primaria. Han sido dos experiencias diferentes en matices, pero coincidentes en el disfrute y en los excelentes resultados.

El primer curso, con 25 alumnos de 3º, se hizo de una forma más atropellada. A curso comenzado siempre es más difícil programar con serenidad lo que quieres hacer, y cómo. Familiarizarme con la plataforma y conocer en profundidad su oferta era una tarea que, aunque en absoluto resultaba complicada, requería horas de dedicación.

Por contra, en el segundo curso, con 16 alumnos de 1º, pude hacerlo de una forma más reposada, con más tiempo y seguridad en mis posibilidades de acompañar al alumnado –con 11 de ellos en atención educativa y con todos, en diferentes momentos, trabajando contenidos de diferentes áreas.

Me ayudó mucho, como siempre, la formación. Realicé dos cursos. Uno venía propuesto desde el CSFP (Centro Superior de Formación del Profesorado) y fue impartido por profesionales relacionados con Platino Educa: ‘Pensamiento crítico A.M.I (alfabetización mediática e informacional) en el lenguaje audiovisual para Educación Primaria’. El otro, de la Consejería de Educación: ‘Proyectos para la utilización del cine como recurso educativo’. Los completé con formación en edición de vídeo y audio (imprescindible si vas un paso más allá y te lanzas a la aventura de jugar a hacer cine).

Los hijos del Ayllu (Natalia Pérez y Mario Torrecillas, 2013)

A partir de ese momento hubo un antes y un después. Aún recuerdo aquellas tardes compartidas con profesores de mi comunidad y con especialistas como Lola Villar, Luis Caballero o Cristina Linares, compartiendo saberes y cortos, documentales, cine social, de animación…

Toda esta aventura personal coincidió con que en mi colegio se eligió un proyecto de centro en el que el cine se iba a convertir en hilo conductor de los aprendizajes de todo un curso escolar. Los profesores nos repartimos los diferentes géneros con el propósito de investigar y tratar de hacer una película a final de curso. ¡Y vaya que si la hicimos! Mostramos nuestras obras a la comunidad educativa durante las tardes de una semana a final de curso… Pero esa es otra historia.

La flor más grande del mundo (Juan Pablo Etcheverry, 2007)

Además, se eligió nuestro centro para participar en el casting de la película El maestro que prometió el mar(Patricia Font, 2023), lo cual no dejó de ser otra oportunidad de acercar el cine al alumnado. Los que así lo desearon tuvieron la experiencia, durante dos o tres tardes, de interpretar las diferentes situaciones que se les iba planteando y así mostrar sus dotes como actores. Fruto de ello, dos alumnos de 4º y 6º fueron elegidos para actuar en la película que esperamos, con impaciencia, ver a lo largo de 2023.

Todo fue sumando para mejorar nuestra alfabetización audiovisual: conocer los elementos básicos del lenguaje cinematográfico, enseñar a fijarse, trabajar las escenas, apreciar la estructura narrativa, la interpretación de los actores, el sonido, la voz, los efectos, la música, etc…

Sin embargo, recuerdo que al principio los niños pedían películas conocidas, de su ámbito familiar, y se sentían desencantados cuando veían que los tiros no iban en absoluto por donde ellos querían. Solo poco a poco, y a diferentes ritmos, fueron ahondando en los detalles con creciente atención, respeto y admiración.

Ahora, cuando se les propone la actividad de trabajar algún aspecto a través del visionado de una película, sus expectativas son otras muy distintas. Leen el título y todas las palabras que van apareciendo, incluidos los subtítulos (cuando los hemos utilizado) y los créditos. Saben que una película no termina hasta que no deja de sonar la música y pasan los créditos en su totalidad. Se fijan en la fecha de estreno. Saben identificar si una película ha sido premiada. Prestan atención al país de procedencia y a la lengua que se emplea. Discriminan si es un cortometraje, una película de animación (de dibujos animados o ‘de plastilina’), si se trata de cine social o de un documental. Y sobre todo, ya no se enfadan al interrumpirla todas las veces que sea necesario.

Segundito (Roberto Valle, 2017)

Aún recuerdo cuando vimos El hombre de Agua Dulce (Álvaro Ron, 2016). No había advertido que el cortometraje estaba en inglés con posibilidad de activar los subtítulos en español, y ya me disponía a a quitarlo… cuando vi que los niños mostraban interés en leer los subtítulos. La primera vez fui yo quien se los leyó, pero su velocidad lectora aumentó claramente gracias al deseo y la práctica de hacerlo ellos solos. Lo que al principio parecía que iba a ser un fracaso resultó ser una gran oportunidad, y así pudimos reflexionar sobre el uso del agua con un abuelo y su nieta, en aquella población llamada Agua Dulce.

El trabajo a partir del cortometraje Los hijos del Ayllu (Natalia Pérez y Mario Torrecillas, 2013) permitió que una alumna de origen latinoamericano, que llegó a nuestro colegio a curso empezado, se animara a abrirse a sus compañeros. Anteriormente había comentado en diferentes ocasiones que no se atrevía a compartir sus vivencias personales porque su vida no se parecía en absoluto a la del resto de sus compañeros… aunque sí a la del cortometraje.

Con Anny y su hermano Alidel, del cortometraje Bienvenidos (Javier Fesser, 2015), comparamos las diferencias entre nuestra escuela y la de una comunidad en los Andes peruanos a 4.000 metros de altitud.

La flor más grande del mundo (Juan Pablo Etcheverry, 2007), corto de animación ‘con plastilina’ relatado por José Saramago, en portugués con subtítulos en español, nos acercó a la poética lengua de nuestros vecinos y a aspectos cruciales sobre el cuidado de la naturaleza. E hizo que algunos alumnos se preguntasen cómo se lleva a cabo esa técnica de animación. Más de uno se animó después, en su casa, a construir personajes y objetos de plastilina, a colocarlos en posiciones diferentes y a hacer cientos de fotos del proceso para así generar la ilusión del movimiento.

A medida que ha ido pasando el tiempo, nos hemos atrevido con películas de carácter más social, más críticas con problemas como el trabajo infantil, el maltrato, las diferencias sociales y sus consecuencias, la desigualdad de género, etc. Obras como Acabo de tener un sueño (Javier Navarro, 2014), Conmigo vienen bailando (Cristina Linares, 2017), El rosa el azul y los otros colores (Cristina Linares, 2016), La muñeca rota (Daniel León, 2018) o El extraordinario viaje de Lucius Dumb (Maite Ruiz, 2013).

La manera de abordar cada corto ha sido diferente. En ocasiones proyectábamos solo el inicio o el planteamiento y tratábamos de imaginar cómo iba a continuar. Otras veces mostrábamos una secuencia y la analizábamos: el diálogo, la luz, el tipo de plano, el mensaje, etc…

En ocasiones, el cine nos ha servido para introducir temas curriculares desde un punto de vista muy especial. Por ejemplo, el tema de la medida del tiempo a través de un corto, Segundito (Roberto Valle, 2017), en el que las agujas del reloj tienen nombre y son familia. En tan solo dos minutos, y cada uno a su velocidad, Segundito, Minuta y Horacio nos han hecho reflexionar sobre el paso del tiempo y las diferentes preocupaciones que tenemos a cada edad. Y, por supuesto, también nos permitieron aprender y recordar mejor las equivalencias entre cada una de las diferentes unidades de medida del tiempo.

El largometraje Cuentos de la selva (Liliana Romero y Norman Ruiz, 2010) sirvió de pretexto para trabajar el tema central de este curso escolar: el cuidado del medio ambiente y las amenazas que lo están deteriorando. Con él viajamos a la selva tropical de la mano de unos animales y un niño que tratan, como nosotros, de mejorar el mundo. De nuevo una lengua, el español argentino, que nos va abriendo el oído a sonidos nuevos, a palabras que conocemos y otras que solo conoce alguno de los compañeros, de procedencia latinoamericana. Y nos hacemos una pregunta: si Argentina está tan lejos, si nos separa un gran océano y para llegar allí hay que viajar en avión, ¿cómo es que hablan un idioma que es casi, casi, igual al nuestro? Con este pretexto trabajamos los mapas, los continentes, los medios de transporte… y hablamos del descubrimiento de América.

Introdujimos el tema de los alimentos con el corto Los hijos del Ayllu, que ya he mencionado. Esa vez nos acercamos a la lengua quechua de Perú para conocer aspectos del trabajo agrícola y de los productos del campo, a través de imágenes confeccionadas y animadas por los propios niños. Y nos dimos cuenta de que, en algunas partes del mundo, los niños realizan labores de adultos, lo cual nos llevó a comparar sus vidas con las nuestras. Y también conocimos muchos alimentos nuevos.

La ocupación primordial de nuestro trabajo ha sido la expresión oral. Las guías didácticas que facilita Platino Educa son un soporte muy valioso, porque dirigen la atención hacia los aspectos más relevantes de la película, a través variedad de preguntas y actividades. Hablar y escuchar han sido acciones clave para aprender a expresarnos mejor, de forma ordenada, para ampliar nuestro vocabulario, para expresar nuestros sentimientos y los de los personajes, para aclarar dudas, para formular preguntas que trasladábamos muchas veces a casa, con la intención de hacer cómplices a las familias de investigaciones que generan diálogo, que buscan también respuestas y, con un poco de suerte, de ir inoculando una mayor sensibilidad por un cine de calidad.

Cuentos de la selva (Liliana Romero y Norman Ruiz, 2010)

A petición del colegio y durante un fin de semana, Platino Educa puso al alcance de todos los niños de 1º de Primaria la posibilidad de acceder al banco de películas de manera gratuita, con la finalidad de que pudieran disfrutar con sus familias de las pelis que ya conocían o bien de otras. El uso no fue generalizado: fue mayor entre los alumnos que habían usado la plataforma en el colegio y entre familias con recursos e interés. Esto refleja, por una parte, la necesidad de seguir trabajando desde el colegio para garantizar que la alfabetización audiovisual, a través del cine, llegue a todo el alumnado. Y por otra, la importancia de seguir contando con este recurso en los colegios. Un reto futuro sería realizar acciones encaminadas a sensibilizar a las familias sobre el gran valor que tiene el saber acompañar estos procesos de forma más consciente y activa.

Con respecto a nuestras producciones a raíz del trabajo sobre cine: en ocasiones hemos plasmado algún aspecto de lo trabajado en papel, unas veces en forma de minilibros, otras con solapas en forma de algún objeto representativo de la película. Por ejemplo, una botella para imaginar mi yo dentro de diez años, utilizando el dibujo como forma de expresión de lo vivido, aprendido y sentido. También hemos utilizado algunos organizadores gráficos y rutinas de pensamiento, que nos han ayudado a estructurar de forma ordenada nuestras ideas. Otras veces la tarea ha sido trabajar la banda sonora de alguna obra, por el elevado valor de la letra o la música. Recuerdo el caso de El extraordinario viaje de Lucius Dumb y su canción sobre los derechos humanos, de los extremeños Mili Vizcaíno y Pedro Calero, que inevitablemente hemos aprendido y cantado en numerosas ocasiones.

Al finalizar el segundo trimestre planteé al alumnado que habíamos invertido tiempo en conocer las preocupaciones, intereses y denuncias de muchos cineastas y personajes, y que quizá en algún momento también podríamos hablar sobre las nuestras. Aún no hemos dado forma a todas sus inquietudes –no ha habido tiempo–, pero los niños plantearon temas tan interesantes como el miedo a perderse, el autismo, la preocupación por los hermanos pequeños, la enfermedad o la propia muerte. Teniendo en cuenta su edad (entre seis y siete años), la mejor evaluación que puedo hacer, después de esta experiencia, es que ahora se atreven a contar sus propias historias.

Película utilizadas
por Clara
egeda

LEYENDA DE ICONOS

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