El pasado domingo 27 de abril, los Premios PLATINO volvieron a convertir la ciudad de Madrid en el epicentro de la industria audiovisual iberoamericana. En su XII Edición, los galardones creados por EGEDA –que desde 2014 condecoran las mejores producciones de ambos lados del Atlántico– desplegaron su alfombra roja en el Palacio Municipal IFEMA para cerrar la temporada de premios y coronar a las grandes triunfadoras de la noche: la película brasileña Ainda estou aqui / Aún estoy aquí –que se alzó con las estatuillas a Mejor Película Iberoamericana de Ficción, Mejor Dirección (Walter Salles) y Mejor Interpretación Femenina (Fernanda Torres) y la serie colombiana Cien años de soledad, adaptación de la novela de Gabriel García Márquez –que obtuvo las de Mejor Miniserie o Teleserie, Mejor Interpretación Masculina en Miniserie o Teleserie (Claudio Cataño) y Mejor Interpretación Masculina de Reparto en Miniserie o Teleserie (Jairo Camargo).
Presentada por los actores Aislinn Derbez y Asier Etxeandía, la gala también incluyó momentos memorables como la actuación del cantante Pablo Alborán o la aparición sorpresa de la actriz colombiana Sofía Vergara, quien en compañía del presidente de EGEDA y presidente ejecutivo de los Premios PLATINO, Enrique Cerezo, entregó el Premio de Honor a la actriz, directora y productora texana Eva Longoria –que no dudó en presumir de sus raíces asturianas y mexicanas en su discurso de agradecimiento.
Memorias de un cuerpo que arde (Antonella Sudasassi, 2024).
No obstante, desde Platino EDUCA siempre buscamos poner el foco en el galardón que mejor representa el espíritu de nuestra plataforma: el Premio PLATINO al Cine y Educación en Valores. Se trata de un reconocimiento que, desde la tercera edición –allá por 2016–, viene ensalzando aquellas películas iberoamericanas que destacan no solo por su calidad cinematográfica, sino también y especialmente por «contener, transmitir o promover la reflexión sobre valores humanos que se consideren positivos para la sociedad en su conjunto». Un criterio que en anteriores ediciones ha condecorado a algunas de las más necesarias y comprometidas producciones del cine iberoamericano, y que en Platino EDUCA consideramos plenamente afín a nuestro proyecto y a las iniciativas en las que estamos implicados.
En esta ocasión, el premio se lo disputaban cuatro producciones de muy diversa procedencia: la argentina Alemania (María Zanetti), la boliviana El ladrón de perros (Vinko Tomicic, 2024), la española Soy Nevenka (Icíar Bollaín, 2024) y la costarricense Memorias de un cuerpo que arde (Antonella Sudasassi, 2024). Y la decisión conjunta del jurado y de la comunidad internacional de cineastas que cada año eligen la ganadora quiso que el trofeo recayese en la segunda película como directora de Sudasassi –a quien ya tuvimos el placer de entrevistar en vídeo cuando, en 2020, se alzó con este mismo galardón por su contundente ópera prima, El despertar de las hormigas.
Ganadora del Premio del Público en la Sección Panorama de la Berlinale 2024 y del Premio otorgado por Radio Exterior en la 50ª edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva –así como nominada a Mejor Película Iberoamericana en los Premios Forqué y en los Goya, y candidata al Óscar por Costa Rica–, Memorias de un cuerpo que arde es, en síntesis, un documental ficcionado que muestra la visión y la vivencia del deseo femenino en la tercera edad.
La película retrata la historia de Ana (68), Patricia (69) y Mayela (71), tres mujeres que fueron educadas durante una era represiva, en la cual la sexualidad era tema tabú, y que encontraron el significado de la feminidad a través de reglas tácitas e imposiciones implícitas. Sus testimonios se alzan con valentía para hablar sobre lo que no estamos acostumbrados a escuchar. Tres mujeres encarnadas en una sola, la interpretada por la bailarina Sol Carballo (en su primer papel para el cine), que revisitan, de manera poética y caleidoscópica, una vida de recuerdos, secretos y deseos nunca expresados.
Memorias de un cuerpo que arde mezcla con naturalidad y sin complejos el testimonio real, la ficción y la reconstrucción para unir y entrelazar de manera fluida estas tres historias personales, pasando de sus recuerdos y experiencias afectivas y sexuales a sus opiniones formuladas desde el presente, e incluyendo episodios recreados de etapas concretas de sus vidas –que interpretan actrices de diversas edades.
Memorias de un cuerpo que arde (Antonella Sudasassi, 2024).
Se trata de una exploración sensible, hermosa y cautivadora de la intimidad y el deseo en la madurez y la vejez femeninas, que desafía los estereotipos y los mandatos de la educación tradicional para reivindicar la vivencia de una sexualidad abierta y desprejuiciada. En definitiva, un canto a la libertad, una llamada a romper silencios innecesarios y nocivos y a confrontar lo más profundo de nuestra identidad.
Al recoger el premio, Sudasassi quiso dar las gracias «a las mujeres que me confiaron sus historias, porque gracias a ellas la película tuvo la fuerza para encontrarse con públicos diversos y llegar a corazones para tocar temas tan profundos y tan necesarios». Desde Platino EDUCA no podemos estar más de acuerdo con la cineasta costarricense, y por ello celebramos el triunfo de la película y recomendamos su visionado a nuestros usuarios y lectores.