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mejores creaciones audiovisuales de su país y, por extensión, de su ámbito lingüístico. 9
Por otro lado, ¿qué mejor forma de profundizar en la historia de España que a través
del cine que se ha hecho aquí a lo largo de las décadas? Es una forma sencilla y, sobre
todo, muy ilustrativa de conocer parte de nuestro pasado.

PE: Se declara firme defensora de la igualdad de género. ¿Cree que las industrias
culturales, y específicamente el cine, tienen una función que desempeñar en
la inculcación de ese y otros valores fundamentales –como pueden ser los
representados por los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030?

AL: Con asuntos tan importantes como la igualdad se trata de lograr el consenso más
amplio e inclusivo posible, porque precisamente en esa variedad están la fuerza y la
riqueza. Mujeres y hombres debemos celebrar juntos los logros conseguidos hasta
ahora y reivindicar los que queden por conquistar. A partir de ese acuerdo básico y
fundamental, pienso que los creadores deben tener la libertad de expresar su perspectiva
como deseen, tanto en el cine como en las demás industrias culturales. Dicho lo cual,
me parece loable toda obra que fomente o ponga en valor la Agenda 2030, pues los
ODS constituyen aspiraciones universales que la sociedad en su conjunto debería
compartir sin ambages.

PE: ¿Diría que el cine le ha enseñado o permitido aprender algo que hoy estime
especialmente? Y en este sentido, ¿podría recomendarnos una película que
considere de gran valor educativo?

AL: El cine ofrece la posibilidad de conocer aspectos de la propia realidad que, si
no los hubiésemos visto a través de una pantalla, difícilmente podríamos haber sido
conscientes de ellos. También nos ha permitido conocer algunas de las desigualdades
que hay en el mundo y que, en nuestro día a día, no vemos a simple vista. En cuanto
a la película que recomiendo, sería La virgen de agosto de Jonás Trueba, que pude
disfrutar durante el confinamiento. Madrid y la búsqueda de oportunidades; la ciudad
convertida en personaje cinematográfico; las fiestas de la Paloma –que fue mi primera
verbena en Madrid–, donde los madrileños que no se han marchado de la ciudad en
agosto se dan cita sin pensar en ideologías, solo con el ánimo de disfrutar del espíritu
de Madrid como ciudad abierta y tolerante. Me encanta.