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UNA EDUCACIÓN DE CINE
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José Andrés Torres Mora
Presidente Ejecutivo de Acción Cultural Española (AC/E)
En los primeros años de la década del 2000, cuando mi
hijo era apenas un adolescente, él y yo nos perdimos
en mitad de un bosque. Mi hijo concluyó pronto que
tardaríamos en salir de aquel laberinto, de modo que
decidió que le hiciera amena la caminata, y me pidió que
le contara la historia del siglo XX a través de las películas
que habíamos visto juntos. Por fortuna mi hijo, desde muy
pequeño, es un enamorado del cine, de todo el cine. De
modo que en aquel momento ya había visto películas
como Novecento, Doctor Zhivago o Sonrisas y lágrimas,
además de todas las de Indiana Jones, por supuesto. Poco
a poco fuimos situando los acontecimientos históricos José Andrés Torres Mora
en orden cronológico y, de camino, fuimos analizando Presidente Ejecutivo de
la aparición de grandes fenómenos sociales como el Acción Cultural Española
comunismo y el fascismo, y la Guerra Civil española, con (AC/E)
Belle Epoque y La vaquilla, a la par que repasábamos los
cambios tecnológicos y económicos, como la aparición
del sistema de producción fordista en Tiempos modernos
o la crisis económica que se inicia en 1929 y prosigue
durante los años 30. Salimos del bosque en los cincuenta,
a la altura de Regreso al futuro.
Viendo el interés de mi hijo, me pregunté por qué razón
no usábamos el mismo método, de manera algo más
meditada y sistemática de lo que lo estábamos haciendo
en aquel paseo por el bosque, para enseñar historia,
literatura o biología. Pocos años después fui elegido
diputado y presidente de la Comisión de Educación del
Congreso, de modo que, durante un tiempo, le di la tabarra
a todo el que me quisiera escuchar un rato para animar
a todo el mundo a usar el cine y los videojuegos como
elementos centrales en la educación. De la presidencia
de la Comisión de Educación pasé a la portavocía en la
Comisión de Cultura, y también ahí apoyé todo lo que
tuviera que ver con cine y videojuegos como parte de la
alta cultura. Lo cierto es que pude comprobar que, durante
muchos años, casi todo el mundo daba más valor a los